La menstruación no es un paseo. Si no te enfrentas a los calambres, lo que quieres es asegurarte de que estás bien protegida durante tus días más intensos. Algunas mujeres pueden llevar sólo un tampón o una compresa gigante. Otras tienen que usar ambos, y cambiarlos con frecuencia. Si tienes que lidiar con esto mes tras mes, probablemente te estés preguntando si hay una forma mejor, más cómoda y ecológica de llevar tu flujo.
Las copas menstruales
Las copas menstruales se han convertido rápidamente en una alternativa popular a los tampones y las compresas. Algunas son duraderas y reutilizables, mientras que otras son desechables. Pero, ¿deberías hacer el cambio sólo porque todo el mundo parece estar haciéndolo ahora? Sigue leyendo para saber más sobre estos productos femeninos no tan nuevos y para obtener algunos consejos útiles.
¿Qué son las copas menstruales?
Aunque parezca que las copas menstruales han aparecido de la noche a la mañana, en realidad han existido de alguna forma desde el siglo XIX. La primera patente de un diseño de copa menstrual se concedió en 1867 y el prototipo era más bien un saco de goma que se sujetaba a un anillo. Esta primera versión debía introducirse en la vagina para recoger la sangre. La copa menstrual podía sacarse después mediante un cordón que se sujetaba a ella.
Una de las primeras copas menstruales comerciales fue desarrollada en 1937 por Leona Chalmers. Las mujeres de esa época optaban por las compresas menstruales en lugar de los tampones y las copas menstruales, que se consideraban atrevidas.
Aunque las copas menstruales existían en los años 50 y 60, todavía no estaban muy extendidas. Por ello, la categoría de la copa menstrual en su conjunto pasó a un segundo plano hasta finales de los años 80.
Hoy en día, cada vez más mujeres utilizan la copa menstrual. Se ha demostrado que son seguras y muy eficaces. Otra ventaja de su uso es que son más ecológicas que las compresas y los tampones. Y aunque las ventas no despegaron cuando se introdujeron comercialmente por primera vez, ahora se espera que el mercado mundial de copas menstruales alcance los 1.890 millones de dólares en 2026.
Cómo funciona una copa menstrual
La copa menstrual es una copa flexible diseñada para ser utilizada dentro de la vagina durante el periodo para recoger la sangre. La copa no absorbe el flujo menstrual como lo hacen los tampones o las compresas. La mayoría de las copas menstruales están hechas de silicona o caucho. Si eres sensible al látex, te conviene comprar copas de silicona para evitar cualquier problema.
Puedes utilizar la copa durante todo el ciclo, pero es posible que tengas que cambiarla más a menudo en los días de flujo intenso para evitar las fugas. Para ello, basta con retirar y enjuagar la copa después de 12 horas, o cuando se produzcan fugas.
Ventajas del uso de la copa menstrual
Menor coste y menos residuos en los vertederos
Algunas copas están diseñadas para un uso prolongado -incluso durante años-, lo que supone un importante ahorro de costes con respecto a los tampones y las compresas. Como puedes reutilizarlas, hay menos residuos que obstruyen los vertederos y se sacrifican menos árboles para fabricar las alternativas de papel. Ten en cuenta que algunos vasos están diseñados para ser desechables. Asegúrate de leer bien la etiqueta antes de comprarlo si quieres uno reutilizable.
Sin olores embarazosos
Con las copas menstruales, no tendrás que preocuparte de que salga un olor embarazoso en los momentos más inoportunos, ya que el fluido no queda expuesto al aire como ocurre con las compresas y los tampones.
El pH vaginal y las bacterias beneficiosas también se mantienen en su sitio. Los tampones absorben el flujo vaginal junto con la sangre, lo que puede alterar el delicado pH de la vagina y el equilibrio bacterial.